Recientemente se ha celebrado en Budapest el 8º Congreso Europeo de Estudios Feministas, organizado por ATGender, la asociación europea para los estudios, la educación y documentación de género. Entre los días 17 y 20 de Mayo nos reunimos en la capital de Hungría más de 500 personas (en su inmensa mayoría mujeres) feministas de toda Europa para establecer redes de trabajo e intercambiar líneas de estudio de género, haciéndo de este congreso el encuento feminista más grande habido en Budapest en más de 60 años, desde el congreso de la Alianza de las Sufragistas en 1913 y el congreso internacional de la federación democrática de mujeres en 1948. En el comité asesor del congreso se encontraban figuras tan relevantes como Rosi Braidotti (Univ. Utrech), Mary Evans (Univ. Kent) o la periodista Susan Faludi. Sin embargo, como suele ser habitual para este tipo de eventos, el encuentro ha pasado sin pena ni gloria en los medios de comunicación. Aprovechando que fui una de las participantes, quiero aquí hacer una mención.
El contexto
El contexto
El objetivo del congreso era aportar herramientas teóricas y políticas feministas desde la academia a las cuestiones europeas (y mundiales) del momento, tales como las políticas racistas y los discursos etnocéntricos, los recortes en servicios sociales y educación, los discursos conservadores de género y un creciente clima hostil al feminismo, lo queer y otros movimientos sociales progresistas.
Los temas principales
Las académicas están preocupadas por la deriva conservadora de Europa, pero también miran hacia los procesos que están emprendiendo mujeres en otras partes del mundo. Se nota el trabajo hecho por los feminismos poscoloniales y las teorías de la subalternidad a una Europa que ha menudo ha adolecido de estar pagada de sí misma. Así, los temas de las ponencias principales giraron en torno a una lectura feminista de la llamada "Primavera Árabe" (Nadje Al-Ali. Universidad de Londres), la influencia de la tecnología en los cambios de roles en las sociedades de África del Norte (Fatima Sidiqui-Universidad de Fez, Marruecos), o el creciente discurso de la derecha en el viejo continente (Andrea Petö, Central European University, Budapest).
El lugar en que se celebra un evento de estas características suele tener sus connotaciones y se nota en algunas propuestas del programa. Siendo Hungría un país que ex-soviético, no podía faltar una referencia al feminismo en los países del Este, a pesar de que se insistió en que no se puede homogeneizar la visión acerca de los países que estuvieron bajo el "telón de acero". La reflexión de Hana Havelková (Universidad de Praga) acerca de las relaciones de género en la República Checa, ponía sobre la mesa la diversidad de feminismos, al tiempo que planteaba la necesidad de utilizar herramientas teóricas y metodológicas que den cuenta de los diferentes contextos sociales en que éstos se gestan y desarrollan.
Las áreas de discusión
Las áreas de discusión
Hubo comunicaciones y paneles de corte más teórico sobre cuestiones relativas a la interdisciplinariedad, un rasgo muy característico de los estudios feministas; la interseccionalidad, teorías que tratan de captar la complejidad de experiencias cuando se tienen en cuenta variables no sólo de género sino también de raza/etnia, clase social u otras; o las cada vez más difusas fronteras entre lo "natural" y lo "humano", cuestiones todas ellas de importantes repercusiones prácticas. No faltaron temas que se han convertido en tradicionales como la violencia, las migraciones o el debate actualizado sobre la igualdad y la diferencia; cuestiones que ya van formando parte de la agenda feminista como la relación entre el activismo, las políticas y la teoría, las diversidades sexuales y los movimientos LGTB, o los lenguajes artísticos como forma de expresión. Lo que me pareció especialmente novedoso fue la presencia de las espiritualidades y la religión en los estudios feministas, frecuentemente poniendo el foco en las religiones de las mujeres migradas y las cuestiones que se suscitan a partir de estos fenómenos como la multiculturalidad, la islamofobia o el velo. Es una pena que las teologías feministas cristianas no tengan aún la presencia que se merecen en este tipo de congresos.
Otras actividades
Otras actividades
Pero todo no fueron charlas y presentaciones. No faltan en las conferencias otros modos de comunicación en forma de paneles u otros lenguajes como el arte. Es de destacar el festival de cine y la exposión artística que estuvieron presentes a lo largo de todo el encuentro. Además, como se trataba de establecer redes y contactos entre las participantes, no faltaron tiempos para las conversaciones entre pasillos, aderezadas con bebida, comida y música. Ello es de agradecer a la organización. Primero, porque los congresos suelen hacerse demasiado densos; y segundo y más importante, porque en algo tiene que notarse que es un encuentro feminista.
Las críticas y los excesos
No obstante, una siempre acaba preguntándose si los formatos de los congresos no son , aún y todo, demasiado tradicionales (por no decir masculinos) y si realmente no existen otras formas de organizar estos eventos más acordes con los postulados feministas.
En cuanto a los contenidos, la principal debilidad de este tipo de encuentros es la gran heterogeneidad de perspectivas y de bagajes teóricos. La multidisciplinariedad que caracteriza a los estudios de género tiene el riesgo de derivar en una falta de sólidas bases teóricas y de una predominancia de las perspectivas más culturalistas, que no tienen en cuenta suficientemente los condicionantes estructurales.
Por otra parte, hubo un grupo de participantes que manifestó sus críticas en lo relativo al precio de la matricula y al exceso que suponía la cena (una deliciosa cena he de decir) amenizada con música húngara en un barco por las aguas del Danubio. Ciertamente, la austeridad se impone en una coyuntura como la actual, especialmente si tenemos en cuenta que miles de personas sin hogar pueblan las calles de Budapest. La academia feminista debería plantearse sus posiciones de poder como élites intelectuales, en un mundo donde abunda la pobreza y enormes desigualdades sociales. Claro que hay personas como la que suscribe que, viniendo de familia obrera, no se habrían podido permitir una cena de esas características si no hubiese sido en estas circunstancias, y con una importante subvención para estudiantes.
La ciudadNo obstante, una siempre acaba preguntándose si los formatos de los congresos no son , aún y todo, demasiado tradicionales (por no decir masculinos) y si realmente no existen otras formas de organizar estos eventos más acordes con los postulados feministas.
En cuanto a los contenidos, la principal debilidad de este tipo de encuentros es la gran heterogeneidad de perspectivas y de bagajes teóricos. La multidisciplinariedad que caracteriza a los estudios de género tiene el riesgo de derivar en una falta de sólidas bases teóricas y de una predominancia de las perspectivas más culturalistas, que no tienen en cuenta suficientemente los condicionantes estructurales.
Por otra parte, hubo un grupo de participantes que manifestó sus críticas en lo relativo al precio de la matricula y al exceso que suponía la cena (una deliciosa cena he de decir) amenizada con música húngara en un barco por las aguas del Danubio. Ciertamente, la austeridad se impone en una coyuntura como la actual, especialmente si tenemos en cuenta que miles de personas sin hogar pueblan las calles de Budapest. La academia feminista debería plantearse sus posiciones de poder como élites intelectuales, en un mundo donde abunda la pobreza y enormes desigualdades sociales. Claro que hay personas como la que suscribe que, viniendo de familia obrera, no se habrían podido permitir una cena de esas características si no hubiese sido en estas circunstancias, y con una importante subvención para estudiantes.
Budapest es mucho más bella de lo que esperaba. A pesar de la visible presencia de la pobreza y de ese sabor soviético de los años 70, las vistas de la ciudad desde cualquier punto a orillas del Danubio son imponentes, especialmente de noche. Con oferta para el turismo a unos precios más que asequibles, una carta gastronómica excitante por la gran variedad de influencias que confluyen en ella y la belleza de los edificios herencia del imperio austro-húngaro, sin olvidar las decenas de baños termales que existen, toda una oportunidad para relajarse y disfrutar, la capital de Hungría bien merece una visita.