La saga Millenium no para de salir de las librerías, hay lista de espera en las bibliotecas públicas y las conversaciones giran en torno a la historia de nuestra heroína Lisbeth Salander.
Muchos aspectos se pueden comentar sobre las obras de Larsson. Por mi parte, recien acabado el segundo tomo una pregunta asalta mi cabeza ¿una mujer habría escrito una historia semejante?No he podido reposar bien las sensaciones e ideas surgidas al cerrar el libro por su última página y despedir una historia que de nuevo te atrapa de principio a fin. Pero una grieta se abre en mi cabeza ¿cómo maneja el autor el tema de la violencia, tanto personal como estructural a las mujeres? La perspectiva de género es indudable y es novedoso el punto de vista de las mujeres, frágiles y fuertes al mismo tiempo, víctimas pero no inocentes. Sin embargo, este segundo libro me desconcierta aún más que el primero en el aspecto de la venganza y el uso de la violencia. Pero quizás lo menos evidente y lo que marque la diferencia de género de un autor varón es la capacidad de sacar a la la luz lo más miserable de la condición humana. Tengo la impresión que no pocas mujeres han estado familliarizadas de manera cotidiana con la violencia y los malos tratos de hombres insensibles que "no aman" o más bien odian a las mujeres. Pero, misteriosamente o por puede que razones culturales, toda esa violencia no ha salido a la luz publica en toda su dimensión. Lo que me impacta es esa familiaridad, ese mirar a la cara a una realidad tan cruda y decarnada. No lo juzgo. Lo que me sale a botepronto, y aún con las imágenes frescas en la cabeza, es la pregunta de si una mujer habría podido afrontar, sacar a la superficie, desatar, desentrañar y vivir como autora de una historia con una violencia tan profunda, que desgraciadamente no es extraña ni en Suecia ni en ninguna parte del mundo, que aquí señoras y señores no se libra nadie.
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