domingo, 17 de abril de 2011

Maneras de vivir. Vita Intensa en Manchester (1)

Viajar y tomar distancia del propio contexto ofrece la posibilidad de comparar, aunque las comparaciones siempre sean odiosas, y de esa manera criticar las los aspectos negativos de la cultura en que una está inmersa, y también valorar las cosas buenas.
En este caso, y para variar, voy a centrarme en aspectos positivos. Encuentro que vivo en una sociedad que aún conserva ciertos valores que son base para una vida sana y satisfactoria. Me refiero a los lazos sociales y la alimentación, que a menudo confluyen en comidas compartidas alrededor de una misma mesa.
El año pasado compartí (si se puede decir así) alojamiento con tres personas a las que casi no veía. Casi no coincidíamos en el espacio común, por lo que muchas veces me tuve que comunicar con ellos a través de notas que dejaba en la encimera de la cocina. Pronto me acostumbré a mi día a día como si ellos no existieran, así que a veces necesitaba salir a la calle o conectarme a las redes sociales para sentirme viva, en compañía. Me considero una persona que disfruta del silencio y la soledad, pero al mismo tiempo las relaciones personales positivas son como el aire que respiro o el alimento que tomo todos los días.
Este año, vivo con una mujer latinoamericana y con otra mediterránea. Las cosas son muy diferentes. El salón-comedor a menudo está habitado por ellas o sus amistades, hay comida cociendo en las cacerolas y hay fruta en la encimera. Desde el primer día que habité la casa, pude apreciar la diferencia entre mi estancia el año pasado y este, y fue en ese momento que supe lo sola que estaba en aquel lugar.
El novio de una de ellas, mientras conversábamos durante el desayuno un sábado por la mañana, afirmó: "creo que nunca me he sentado a comer con mis compañeros de piso". Lo que para nosotros era un gesto cotidiano: comida y conversación, no es algo que exista necesariamente en otros lugares. Y precisamente la conversación había derivado hacia los hábitos alimenticios de los estudiantes, el fast food y los suplementos alimenticios. Comentábamos que la comida es mucho más que vitaminas o aminoácidos, que es relación, son colores, sabores, texturas...es una experiencia sensual que no se suple con pastillas y que no proporciona la comida rápida engullida por la calle mientras llegas a trabajar. Y también hablábamos de las dificultades que tienen muchas personas para convivir, para negociar las cuestiones cotidianas, incluso para saludar al llegar y al marcharse. Y eso lo hacíamos como digo, espontáneamente reunidos alrededor de una mesa, conversando tras el desayuno, antes de que cada cual se fuese a hacer sus tareas. Maneras de vivir.

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