sábado, 19 de noviembre de 2011

Que siga la fiesta

En la última noche de campaña, en medio de un clima de pesimismo por la que se nos avecina con el nuevo gobierno de España, en un rinconcito de Bilbo, en el corazón de la ciudad, celebramos anoche que hay proyectos ilusionantes, frescos, descarados y feministas, que no solo nacen sino que se mantienen en el tiempo, evolucionan y suman cada vez a más gente. Anoche nos reunimos en el local cultural AlmaZen de Irala para celebrar el primer aniversario de la revista feminista digital Píkara. Esa que tanta vidilla nos ha dado a mucha gente durante estos 12 meses. Anoche las organizadoras nos deleitaron con un picoteo, actuaciones y performances, música y sorteos (ver programa). ¡Muchas, muchas gracias por todo el esfuerzo! Hubo buen ambiente, risas, creatividad y mucho rollo feminista. Yo me lo pasé en grande, pero quizás más destacable que la diversión fue para mi la ilusión. La ilusión de saber que hay gente que inicia cosas, que una no es siempre la que tiene que hacer nacer nuevos proyectos (con lo que cansa querer ir pariendo a diestro y siniestro). Ilusión de saber que hay personas con creatividad. Ilusión de sentir que formo parte de este proyecto, más allá de si aporto mucho o poco, solo porque me gusta y me apetece (esta entrada hace un año es la muestra de que quise estar ahí desde el principio). Ilusión al contagiarme de la positividad y buena onda que transmiten las personas implicadas.
Resulta interesante conocer cómo nace Píkara para saber a qué me refiero. La propia creadora de la revista, June Fernández, lo cuenta aquí. Una mujer, una insatisfacción y una búsqueda. Otra mujer, esta más mayor, con suficiente sabiduría como para animar a esta más joven a aceptar el reto de crear lo que una quiere, con lo que una sueña. Un grupo de amigas y compañeras dispuestas a colaborar, a implicarse. Y una base social que recibe la propuesta como algo interesante. Quizás esta sea la receta del éxito, la pócima para hacer pequeños milagros: una mujer con coraje, una maestra con un reto, unas amigas con un apoyo y un público que acoge. Las cosas tampoco ocurren por casualidad. Y estas pequeñas/grandes cosas, merecen ser celebradas. Solo me queda desear...¡que la fiesta continúe!

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