viernes, 12 de noviembre de 2010

Por qué nos matan

La semana que viene "celebraremos" el 25 N, el día contra la violencia a las mujeres, para quien aún no lo sepa. En estos días, afortunadamente es noticia que a las mujeres nos golpean, nos insultan y desprecian, hasta nos matan. Digo "afortunadamente" porque ha sido un logro del movimiento feminista que la violencia estructural contra las mujeres tenga una visibilidad y sea formulada como problema.Cada vez hay más artículos de opinión, reportajes, entrevistas...que describen más o menos acertadamente el fenómeno de la violencia machista, y tratan de dar razón de la causa de esta lacra.
Pero, en muchas ocasiones, tengo la impresión de que nos quedamos en la superficie, en la anécdota, el chascarrillo o el detalle morboso. Pocos son los análisis que llegan al núcleo de la cuestión, a las causas sociales profundas que alimentan la violencia patriarcal y que hacen que esos "hombres malos" no sean monstruos ni tíos raros sino gente común y corriente que lo único que ha hecho ha sido beber de los valores sociales patriarcales.
Casualmente, estos días ronda por internet una "Guía de la buena esposa" de los años 30 o 50 (según las fuentes). Entre las "11 reglas para mantener a tu marido feliz" están: ten lista la cena, luce hermosa, arregla tu casa, escúchalo y no te quejes".
Tenemos la tentación de pensar que estas son cosas del pasado, que menos mal que las luchas feministas han servido para algo y no tenemos que responder a todos estos mandatos que nos quieren colocar en una situación de servilismo, subordinación y de ser-para-otros, como diría Marcela Lagarde. Muchas mujeres hemos hecho cambios personal y colectivamente para poder emanciparnos de este modelo, para vivir como personas libres, para no aguantar a un patán que nos está haciendo la vida imposible, que saca partido de nuestro trabajo y cuidados en el hogar y que ni se molesta en agradecerlo. Es por ello que muchas mujeres deciden tragarse sus miedos e inseguridades, arriesgarse a la pobreza y emprender un camino hacia la libertad. Se separan, "abandonan" a sus maridos y los mandatos patriarcales. Resultado: los hombres se mosquean, y mucho. La mayoría no ha cambiado, ni quiere, sólo reclama lo que cree que por derecho es suyo, y se encuentran con una negativa. Muchos responden con violencia, algunos incluso matan.
Propongo que contemplemos esta guía como un ideario de sujeción y subordinación para las mujeres, y que reflexionemos sobre lo que ha cambiado en estas últimas décadas, pero también sobre lo que permanece en las mentalidades, en las actitudes, en los comentarios políticamente incorrectos y en los más sibilinos, en esos de "estoy contigo pero...", y en muchas cosas más. Me temo que estas luchas de emancipación, de igualdad y libertad nos van a llevar toda la vida. Solo puedo desear que no nos lleven la vida. Para ello, hay que descodificar, desentrañar las claves ideológicas y materiales que están sosteniendo la violencia.













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